En su momento, esta secuencia de títulos de crédito finales del maestro Saul Bass fue considerada la más larga y cara jamás realizada. Su costo ascendió a 65.000 dólares y cada fotograma de la película fue realizado a mano. Un trabajo y esfuerzo considerable que dio los frutos buscados: una divertida, colorida y animada secuencia que, aunque no este a la altura de las grandes obras maestras de Bass (Vértigo, Psicosis, etc.), y no haya envejecido todo lo bien que debiera, sirve como estupendo y muy ajustado cierre para una película realmente amena y divertida.
Muy buenos.
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