Patrick Tate llegó hace poco con su familia a un pequeño pueblo del oeste americano profundamente marcado por la religión y los mandamientos estrictos del pastor local. Como enterrador del pueblo, Patrick no es el más popular, pero tan solo quiere ahorrar para marcharse con su familia a pastos más verdes. Un día llega al pueblo la banda de Dutch Albert, un forajido que no conoce otra ley que la que le manda su entrepierna. Pronto se apropian del pueblo y siembran el pánico adueñándose del bar local como centro de tropelías. Patrick calla mientras observa cómo su negocio se multiplica debido a los caprichos homicidas de Dutch, e intenta no provocar a la banda. Sin embargo, todo está a punto de estallar y este enterrador demostrará que solo los muertos pueden descansar en paz.
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