Catherine está tan obsesionada con la posibilidad de que su marido Bernard le engañe, que prefiere tener bajo perfecto control la posible infidelidad. Así que contrata a una prostituta, Nathalie, para que seduzca a su esposo bajo una identidad supuesta. Y periódicamente queda con ella para que le cuente cómo va la relación y sus apetencias sexuales. Pronto caerá en la cuenta de que su control no es todo lo férreo que suponía.
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