En el verano de 1972 un grupo de terroristas palestinos irrumpieron en la villa olímpica de Munich, y tras matar a dos atletas israelíes procedió con el secuestro de otros nueve. Sus exigencias eran la liberación de 234 terroristas encarcelados en Israel, así como la puesta en libertad de otros dos que se encontraban en las cárceles de la República Federal de Alemania. El gobierno de Israel se negó a la negociación, y tras un intento de asalto de las fuerzas especiales alemanas, todo acabó en masacre y los nueve atletas secuestrados fueron asesinados. El servicio secreto israelí -Mosad- encargó a sus mejores agentes la eliminación de los palestinos inductores de la masacre. Dicha misión estuvo jalonada de tremendos errores que llevaron a la muerte de inocentes a manos de los agentes secretos israelíes y supuso un duro golpe al hasta entonces "invisible" servicio secreto de Israel.
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