A pesar de vivir en pleno siglo XX, Cecil Fox (Rex Harrison) se siente ligado en espíritu al que considera su siglo, el XVII. Para su propio goce personal, Cecil ha financiado una representación de la misma en un teatro anexo al palazzo veneciano donde reside desde hace varios años. Pero antes que empiece el último acto, Cecil Fox se marcha de la función donde ha asistido como único espectador excusándose que tiene entre manos un asunto importante: entrevistarse con William McFly (Cliff Robertson), un súbdito estadounidense que ha dedicado sus años de madurez a las labores inherentes a un gigoló y a probar fortuna como intérprete en producciones de escaso valor artístico. Con él, Cecil maquina un plan que pasa por convocar a las que habían sido sus tres esposas en su residencia de Venecia. El motivo no es otro que comunicarles en persona que se está muriendo y en su testamento una de ellas recibirá una, en hipótesis, suculenta herencia.
Escribe un comentario largo o tu crítica sobre la película