Manel tiene 17 años y nunca habla con nadie de lo que pasa en su familia. Nunca habla de que, por las mañanas, cuando su padre se levanta, él ya está despierto. Nunca habla de los morados que su madre tiene en diferentes partes del cuerpo. Ni tampoco habla del miedo que él, su madre y su hermana pequeña sienten cuando están en casa con su padre. Por eso a Manel le gusta ir al instituto, porque mientras está allí no está en casa.
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