Ben Harper (Peter Graves) es atrapado por la policía tras su último y desesperado golpe, pero, en el postrero instante, conseguirá dejar los diez mil dólares del botín en poder de sus hi-jos, que lo esconden en el interior de la muñeca de trapo de la pequeña Pearl. En prisión, a la espera de una cercana ejecución, su compañero de celda, el reverendo Harry Powell (Robert Mitchum), pastor de algo más que dudosa catadura moral (su lema: amor y odio libran una encarnizada batalla en la que siempre triunfa el segundo...), consigue sonsacarle acerca de la existencia de tan sustanciosa bolsa, y, tan pronto como finaliza su condena y sale de la cárcel, no tendrá otro norte y objetivo que el de localizar a la familia Harper para apoderarse de ese dinero. En pos de sus pretensiones, no dudará en conquistar, a base de requiebros y engaños, a la infeliz viuda, Willa (Shelley Winters), y, una vez casado con ella, iniciar el acoso y derribo del último obstáculo que se interpone en su camino, y que es el de la tenaz resistencia de los niños (muy especialmente, del pequeño John) a aceptarlo como padrastro y facilitarle, con ello, su infausta tarea.
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