Un padre de familia. Trabajador honrado donde los haya. Cuando su pequeño sufre un desvanecimiento, lo lleva corriendo al hospital. Está tranquilo, pues su seguro debería cubrir cualquier eventualidad. Debería. Porque los burócratas del centro médico se agarran a la cláusula de turno, para decir que el urgente trasplante de corazón que necesita su hijo, debe pagarlo de su bolsillo. John hace lo posible para reunir el dinero, pero cuando la cosa se pone cuesta arriba, adopta una dramática decisión: ocupa un ala del hospital, toma a varias personas como rehenes, y exige la inmediata intervención médica que necesita su hijo.
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