Los recientes actos protagonizados por Harry Callahan (Clint Eastwood) en su San Francisco natal, aconsejan una salida temporal del expeditivo detective a otras zonas del país. De esta forma, Harry Callahan se ve envuelto en la investigación de un asesinato que tiene un componente ritual. Su nuevo destino, una localidad costera llamada San Paulo, situada al norte de California, es el escenario de un crimen cuya autoría está aún sin resolver. A pesar de la distancia existente entre San Paulo y San Francisco, la pequeña "leyenda" que se ha ido forjando Callahan en los últimos años es puesta en conocimiento de la policía de esta localidad californiana, quienes no tardan en desconfiar de su persona. En el otro lado de la balanza, Callahan cuenta con el apoyo incondicional de Horace King (Albert Popwell) y de su perro Meathead, y de la ayuda puntual prestada por la reservada artista Jennifer Spenser.
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