Harry Callahan (Clint Eastwood) es un duro policía, formado en las calles de San Francisco, a quien en la brigada llaman Harry el Sucio por encargarse de hacer los trabajos menos deseados. Un francotirador que se hace llamar a sí mismo Scorpio (Andy Robinson) ha asesinado ya a dos personas brutalmente y mantiene a la ciudad atemorizada ajo la amenaza de volver a causar el terror con otros crímenes. Harry debe detenerlo, cueste lo que cueste, sin importar los métodos que utilice, sólo los resultados. El sistema no funciona. Y lo que es peor, jamás funcionará mientras siga manejado por la actual patulea de blandengues (jueces, abogados y fiscales mayormente) más preocupados de garantizar el respeto a las normas legales que protegen a los ciudadanos, incluso a los sospechosos de haber delinquido, que de castigar severamente las infracciones cometidas.
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