—Oigan, ustedes que parecen una pareja muy feliz. ¿Lo son, verdad?
—Si.
—¿Y cómo, cómo explican eso?
—Es que, soy poco profunda y algo vacía y no tengo ideas ni cosas interesantes que decir.
—Y yo soy exactamente igual.
—Ya veo, ¡Vaya! Es muy interesante, así que han podido llegar a un acuerdo ¿Eh?
—Así es.
—Si.