Aún estaba yo intentando digerir lo que aquel tipo me había dicho, cuando Nikki se abalanzó sobre él… Por muy grande que fuera, no había tipo que pudiera con Nikki: si le daban un puñetazo, volvía con un bate de béisbol; si le amenazaban con una navaja, volvía con una pistola; y si alguien le sacaba una pistola, ya podía matarle, porque Nikki no le dejaría en paz hasta que uno de los dos estuviera muerto…