Atticus había dicho una vez, que nunca se conoce realmente a un hombre hasta que uno se ha calzado sus zapatos y caminado con ellos. Solo con permanecer en el porche de los Radley bastaba para eso.
Aquel verano que empezó hacia largo tiempo había terminado, y otro verano ocupo su lugar, y luego, un otoño. Y por fin, Boo Radley había salido.
En el futuro habria de pensar muchas veces en aquellos dias. En Jem, En Titti, en Boo Radley, en Tom Robinson, y en Atticus. El se quedaria toda la noche en el cuarto de Jem, y ahí estaria aun cuando Jem despertase, a la mañana siguiente.