—Sois justicieros.
—No, no, no. Un justiciero sólo es un hombre perdido en su loco afán de satisfacción personal; pueden acabar con él, o encerrarle. Pero, si consigues ser algo más que un hombre, si te entregas a un ideal, si nadie puede detenerte, te conviertes en algo muy diferente.
—¿En qué?
—En una leyenda, señor Wayne.