Mohr: Puedes haber utilizado slogans falsos pero empleaste medios pacíficos.
Sophie: ¿Entonces por qué desea castigarnos?
Mohr: Porque es la ley. Sin ley no existe orden alguno.
Sophie: La ley a la que se refiere era para proteger la libertad de expresión antes que los nazis llegaran al poder en 1933. Alguien que habla libremente actualmente es encarcelado o condenado a muerte. ¿Eso es orden?
Mohr: ¿En qué podemos confiar sí no es en la ley? No importa quién la redactó.
Sophie: En nuestra conciencia.
Mohr: ¡Absurdo!. Aquí está la ley y aquí está la gente. Como criminalista, es mi deber descubrir si coinciden, y si no lo hacen, encontrar el punto defectuoso.
Sophie: La ley cambia. La conciencia no.