Al año de conocer a Violet Barnes, Tom Solomon decide sorprenderla con un anillo de pedida. El plan es sencillo: camino de una fiesta de fin de año, se inventa una excusa para pasar por el Birch, un restaurante de moda donde trabaja. El patio reservado al personal, con vistas al puente de San Francisco, es el sitio ideal para hincar la rodilla ante la amada. Tom está muy nervioso, pero su mejor amigo Alex, lo tiene todo preparado: las velas están encendidas y el champán está frío. Pero llegan tarde a la fiesta y Violet no entiende por qué hay que perder más tiempo. Tom pierde la calma, lo suelta todo de golpe y… ¡están comprometidos! Todo hace pensar que Tom y Violet serán felices y comerán perdices, pero quizá sea cosa del destino o no estén hechos el uno para el otro, porque a cada momento les surge un problema que obliga a retrasar la fecha de la boda.
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