Johnny, Sarah, y sus dos hijas, Christy y Ariel. Esta familia católica, de origen irlandés, llega a Estados Unidos como turistas, aunque su intención es quedarse a vivir allí. Lo que no resulta fácil. Se instalan en un destartalado edificio de una barriada neoyorquina, donde abundan los drogadictos y demás especímenes raros, auténticos monstruos de este cuento de hadas urbano. El padre desea trabajar como actor, pero no es tan sencillo. Y conseguir unos dólares para ir tirando cuesta lo suyo. Mientras transcurren los días, las niñas sienten curiosidad por un vecino negro, que es pintor. Y en el ánimo de todos pesa la ausencia de Franky, el hermano pequeño, que murió tiempo atrás.
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