Adaline (Blake Lively) nació en 1908. Creció, estudió, se casó... y sufrió un accidente de coche a la edad de 29 años. En ese momento se produjo un milagro, y Adaline quedó congelada en el tiempo. En ese instante dejó de envejecer, se convirtió en inmortal y fue atravesando las décadas como un barco que acuchilla las olas del océano. Por el camino, como es lógico, fue perdiendo a todos sus seres queridos, lo que le provocó muchos momentos de tristeza. Pero en general, es feliz. Hasta que conoce a Ellis (Michiel Huisman), un hombre por el que quizá merezca la pena morir.
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