Segunda Guerra Mundial. Area del Pacífico. 1943. El coronel Nicholson (Alec Guinness) y sus hombres están confinados en un campo de prisioneros japonés. Se ocupan de la construcción de un puente majestuoso. Nicholson se mantiene firme en sus convicciones tradicionales. Mediante su trabajo y su dedicación a este proyecto, Nicholson confía en distraer a sus hombres y mantener alta su moral. De esta manera tratan de justificar sus días en el campo de concentración, a la espera de su liberación o del fin de la guerra. Al comandante japonés que dirige el campo, no tiene otro remedio que ceder ante la testarudez de Nicholson, y deja que éste dirija personalmente la construcción del puente. Pero un oficial norteamericano, interpretado por William Holden, no está de acuerdo con la manera que tiene Nicholson de llevar la existencia de sus hombres en el campo. Sus ideas pasan por una resistencia activa, y planea sabotear la construcción. El enfrentamiento entre ambos es inminente, ante la sorpresa del coronel Saito (Sessue Hayakawa).
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