Antiguo Egipto, hace miles de años. El faraón Seti ordena la muerte de todos los recién nacidos judíos. Una madre desesperada por librar a su hijo de tan triste final lo coloca en una cesta y lo deposita en el río Nilo con la esperanza de que alguien lo encuentre y se apiade de él. La fortuna o quizás el destino lo llevará río abajo hasta varar a una orilla en la que en ese momento se encuentra la reina que, al ver la cesta y descubrir al niño, decide adoptarlo como si fuera su propio hijo poniéndole el nombre de Moisés. Los años pasarán, y el niño se criará junto al hijo natural de la reina, Ramsés, el futuro heredero del trono faraónico. Pero cuando finalmente se descubra el origen hebreo del ya adulto Moisés, los antaño unidos hermanos se distanciarán de forma irreconciliable. Moisés se exiliará de forma voluntaria al desierto, avergonzado tras matar de forma accidental a un soldado que estaba maltratando a un anciano, y Ramsés, llegará al poder, se casará y tendrá un hijo, pero su carácter se irá oscureciendo poco a poco. En su vagar por el desierto, Moisés se hará pastor, conocerá a Séfora, una enérgica mujer de la que se enamorará y con la que finalmente se casará y tendrá descendencia. Tiempo después, un día en que Moisés se encuentra pastoreando en el monte, recibe un mensaje de Dios que, a través de una zarza ardiente, le habla y le encomienda una dura tarea, deberá liberar a los esclavos judíos de Egipto…
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