Veinte personas son seleccionadas para un experimento muy singular. Estarán encerrados durante dos semanas en una prisión. Diez harán el papel de presos y los otros diez el de guardianes. A través de un sistema de cámaras televisivas, un grupo de psicólogos seguirá las evoluciones de cada uno. Así esperan llegar a conclusiones acerca del modo de ejercer la autoridad, de lo que se experimenta cuando se tiene poder y cuando se carece de él, de las circunstancias que favorecen la agresividad. Lo malo es que el experimento va a degenerar hasta extremos insospechados de violencia.
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