Cuenta la llegada a una parroquia rural en Los Reyes, México, del padre Amaro, un sacerdote recién ordenado. Aunque con aspecto de no haber roto nunca un plato, el joven tiene ambiciones para hacer carrera eclesiástica, y su connivencia con los pecados de la carne se manifiesta enseguida, aunque tratando siempre de salvar las apariencias. Pronto conoce al resto del clero de la zona: el padre Benito, que tiene una amante, y que aceptando el estado de cosas que marca el narcotráfico, aprovecha la situación lo mejor que puede, aunque sea a costa de sus convicciones; otros sacerdotes, instalados en su puesto, que no se plantean grandes actuaciones a través de su ministerio; y el padre Natalio, que con aspecto de iluminado, se presenta como estandarte de lo que se conoció como teología de la liberación.
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