En 1983, Alfred Henry Heineken, más conocido por el apodo de Freddy, era el director general de una de las empresas cerveceras más importantes del mundo, fundada por su abuelo Gerard Adriaan. Pero cuando tenía 60 años, Freddy saltó a la primera página de los medios de comunicación por haber sido secuestrado. Esta película reconstruye los hechos con el actor Anthony Hopkins metido en su piel.
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