La película está íntimamente ligada con la exitosa obra, también dirigida por Zeman, “Una invención diabólica”. En esta versión, el Barón Munchaüsen encuentra un amigo de aventuras en el joven astronauta Tony. El romántico Barón compartirá con su compañero fantásticas aventuras: encontrar a Cyrano de Bergerac en la luna, donde también conocerá a los astronautas de Julio Verne; secuestrar a la Princesa Bianka del palacio del Sultán; formar parte de una batalla naval y un naufragio; viajar a través de los océanos en el vientre de una ballena e incluso volar en las garras de la increíble ave Roc.
El Barón Munchaüsen sale triunfador en todas estas aventuras, pero fracasa en un solo tema: conquistar el corazón de la bella Princesa, el cual pertenece al joven Tony, y sólo a él.
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