Benny y Joon son hermanos. Desde que murieron sus padres, Benny, mecánico de profesión, cuida y protege a Joon, una chica muy sensible y delicada, pero también y por desgracia, con un cierto desequilibrio mental. Es por eso que Benny se desvive para que su hermana viva tranquila y nada la perturbe, y claro, su vida sentimental no es que se resienta, es que es inexistente. Para intentar cuidar a su hermana Benny suele contar con asistentes que le ayudan mientras el está trabajando, pero el carácter irascible de Joon, y sus ataques de ira, algunos de ellos más forzados que reales, suelen sacar de quicio a estos ayudantes que terminan por renunciar al trabajo. En uno de esos días es los que el enésimo asistente ha decidido dejar de cuidar a su hermana, Benny se ve obligado a llevársela con él mientras intenta pasar un rato con la única distracción que se permite, las partidas de póker semanales. Como consecuencia de una absurda apuesta que pierde, Benny tiene que aceptar que Sam, un curioso y solitario joven con problemas de dislexia, se mude a vivir con ellos una temporada.
Pronto, quizás por la convivencia, o quizás por la curiosidad mutua, surgirá una bonita historia de amor entre Sam y Joon. Y llevados por ese bonito amor que los une, los dos jóvenes pronto también llegarán a una conclusión: hay que buscarle una pareja al bueno de Benny…
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